En la vereda septentrional calle mucho más larga en extensión se encontraba la peluquería del señor Villalón, la sede del Club San Luis, la verdulería del guatón Pirulí, la verdulería de las hermanas Carrasco. Seguidamente se ubicaba la denominada: “Casa del Pueblo” ; lugar de pensamiento, reflexión y toma de decisiones de las agrupaciones de izquierda (anarquistas de la IWW, socialistas, comunistas y socialdemócratas), también punto de reunión de Las Sociedades de Resistencia, Mutuales y Cooperativas del quehacer portuario. Al lado, se encontraba el Restaurante El Democrático, espacio de recreación de la baja sociedad civil portuaria, donde era muy común la comida típica como: el caldo de patas, el catetete, el perol, el bistec a lo pobre, el Pancho Villa (porotos, carne, longaniza y huevos) acompañados por mosto de chuico al litro y por botella de viña con patente. Llegaron a la mítica calle Antofagasta inmigrantes árabes, mal llamados turcos, tales como Sirios, Libaneses, y Palestinos, que se dedicaron al comercio de abarrotes, géneros, prendas de vestir y artículos de bazar. Entre éstos se encontraban la tienda de don Abraham Cobaise (oriundo del Líbano), el almacén de novedades La Palestina de la familia Jodre. También estaba la fábrica de helados de la familia Amado (originarios de Siria), el emporio de don Pedro Dip Massú y de su distinguida esposa la señora Marta Mahoma de Dip (provenientes del Líbano), cabe consignar que la hija mayor de don Pedro Dip, sería diputada por el distrito de San Antonio en el periodo 1965-1970. Siguiendo por la vereda norte, se ubicaba la verdulería de doña Blanca Román, madre del futuro abogado y juez de policía local don Ramón Espinoza Román. Esta familia es el mejor ejemplo de la movilidad social de los sectores medios en Barrancas. Pegada a esta verdulería se encontraba la sede de la Cámara de Comercio, en los altos de este edificio residía la familia Mira. Más allá estaba el almacén de la madre del querido fotógrafo barranquino Alberto Silva, sería importante dimensionar la cantidad de eventos sociales que inmortalizó, por medio de la fotografía en cumpleaños, bautizos, desfiles y matrimonios, además de ceremonias escolares. Hoy le sigue sus pasos su hijo Néstor Silva, dueño del estudio de fotografía Cima. En el mismo lado se localizaba la carnicería de don Julio Rubio, denominada “La sin envidia”. Aledaña a ella se ubicaba el salón de belleza Olguita. A continuación se encontraba el depósito de licores y conventillo estilo citeé francés de don Cayetano Toro, el restaurante y reparto de viandas Don Fausto. La casa habitación de don Sósimo Pardo, reconocido contratista de obras civiles. También, era posible ubicar el conventillo de los Hernández, la casa de la señora Teresa Baeza, los departamentos de arriendo de don Sixto, la casa del reconocido constructor civil don Juan Astete Herrera y la visitada gruta de la Virgen de Lourdes de propiedad de la Iglesia Católica de Barrancas, terminando en ese sector el casco antiguo de Barrancas, específicamente en el Bajo del Diablo, hoy calle Independencia con esquina Curicó, límite de la otrora hacienda de Llolleo de propiedad de la familia García-Huidobro Fernández. |