El domingo de 06 de mayo de 1894 a la una de la tarde se dio inicio a la primera sesión municipal en San Antonio. Este acto fundacional, compartido por más de un centenar de municipalidades en Chile (195 para ser exactos), abrió un período promisorio en el crecimiento de esta ciudad coronado por el comienzo de las obras de construcción del puerto en 1912. Antes de la creación de la comuna de San Antonio esta ciudad dependía administrativamente del Departamento de Melipilla. Conformaba la séptima subdelegación del departamento y estaba dividida en tres distritos: San Antonio, Puerto Nuevo y Llolleo. En términos político-administrativos estaba encabezada por un subdelegado nombrado por el Gobernador del Departamento, y dependiente de él, entre los vecinos más notables por un período de dos años o de manera indefinida. En este contexto el poder político se articulaba en torno a la ciudad de Melipilla, cabeza de departamento. En San Antonio, una élite económica compuesta por hacendados y comerciantes, los mayores contribuyentes, extendían sus redes hacia el interior, con representantes en los principales partidos, el Liberal y el Conservador. La promulgación de la Ley de Organización y Atribuciones de las Municipalidades el 22 de diciembre de 1891, conocida como Ley de Comuna Autónoma, va a marcar un cambio en la estructuración del poder político local. En su afán de debilitar al ejecutivo esta norma no solo le entregó el control del proceso electoral a una Asamblea Electoral, sino que dio mayores atribuciones a las municipalidades frente al poder central. Además, de acuerdo con lo establecido en los artículos 1° y 2° de esta ley, se promulgo el mismo día un Decreto Supremo que creaba 195 nuevas comunas, entre ellas San Antonio, la que comprendía las subdelegaciones de Cartagena, San Antonio y Cuncumén. Con ello surge un poder político local controlado por una élite económica (entre las que destacan las familias Balmaceda, Barros, Hurtado, Ruiz-Tagle, Fernández y Larraín, sumándose a comienzos del siglo XX los García-Huidobro) que va a poder presionar de manera más eficiente en pos de sus intereses. De hecho, este poder político se va a estructurar de manera que el grupo de los hacendados va a servir en cierto sentido de nexo entre el poder local y el poder central, ya sea por sus lazos familiares o mediante su participación en el Congreso. La Ley de Comuna autónoma estableció que los municipales se elegirían por votación directa de sus electores. Esta elección se llevó a cabo el domingo 4 de marzo de 1894, cuando 384 electores debieron votar entre 16 candidatos para llenar los nueve cupos municipales. Los elegidos fueron Alfredo Cerda (10,8% de los votos), Pedro Juan Olate (10,3%), José 2º Plaza (10,3%), Agustín D'Alançon (10,2%), Pedro Antonio Moyano (10,2%), Bernabé A. Cerda (10,2%), Juan Álvarez (9,8%), José Félix Valdés (8,6%) y Alberto Barros (6,3%). Como lo estipulaba la ley, el primer domingo de mayo después de la elección, a la una de la tarde, se reunieron los candidatos electos para celebrar la primera sesión municipal, presidida por Agustín D'Alançon aunque sin la presencia de Alberto Barros y José Félix Valdés, quienes se excusaron por no poder asistir. En dicha oportunidad, conforme a lo ordenaba la normativa, los municipales electos prestaron juramento al asumir su cargo. Posteriormente, tras la lectura del informe electoral y la calificación de los votos obtenidos por los candidatos, se procedió a elegir, por voto acumulativo, a los tres alcaldes, así como el orden de precesión de estos y de los regidores. Cabe señalar que de acuerdo con la ley se debía escoger de entre los candidatos electos a tres alcaldes, quienes encabezarían la municipalidad durante un año cada uno de acuerdo con su número de precesión. Así, el primer alcalde la encabezaría el primer año, el segundo alcalde el segundo año y el tercer alcalde el tercer y último año del período municipal. De esta manera, fueron elegidos alcaldes José 2º Plaza (7 votos), Agustín D'Alançon (8 votos), y Pedro Antonio Moyano (6 votos), en ese orden de precesión. Por último, se nombró secretario a Manuel A. Cartagena y como tesorero a José del Carmen Hinojosa, estableciéndose que las sesiones ordinarias se realizarían los días domingo entre la una y las cuatro de la tarde. Esta primera sesión abre la primera etapa de desarrollo político autónomo de la comuna, que se extiende entre 1894 y 1927. Este período fundacional verá profundas transformaciones en el puerto: el incremento de la actividad portuaria a partir de 1906 tras el terremoto que destruyó Valparaíso, la llegada del ferrocarril a Llolleo (1910) y San Antonio (1912), la apertura de una sucursal del Banco Nacional en mayo de 1910 y el inicio de las obras de construcción del puerto en 1912. La ciudad se convierte de esta manera en un foco de atracción de población, produciéndose un fuerte incremento demográfico: entre 1897 y 1924 su población urbana (San Antonio y Llolleo) pasa de 1.148 a 10.665 habitantes. Ello, junto con las transformaciones producidas en el país, llevó a que las prácticas políticas también tuvieran que cambiar, ajustándose a los “nuevos tiempos”. Si bien el electorado no creció considerablemente (el número de electores se incrementó de 384 en 1894 a 513 en 1920), el poder político local siempre estuvo controlado por una élite económica y hubo una tendencia a la permanencia del mismo grupo en los cargos municipales, la participación de partidos políticos en la provincia se volvió cada vez más heterogénea y aparecieron nuevos actores políticos como los profesionales, personas que, no perteneciendo a la élite tradicional de la comuna, tienen conexiones con ella y forman parte de la clase media. Este grupo se encuentra compuesto en su mayoría por abogados, médicos e ingenieros. Tal fue el caso de Carlos Basterrica Alenk, ingeniero de profesión, quien será elegido 3º alcalde por San Antonio en 1924. Los cambios producidos en el país y en San Antonio a comienzos del siglo XX, entre los que encontramos la ampliación del espectro electoral, provocaron una tendencia al atrincheramiento político partidista (partidización de la política). A partir de entonces, las redes familiares, estructuras sobre las que se organizaban las prácticas políticas en el siglo XIX, pierden fuerza debido a que pierden terreno en la participación política. Manifestación de ello lo encontramos en la constatación de que a comienzos del período analizado los hacendados no van a tener una participación electoral como candidatos en la naciente comuna y no van a participar directamente en política local, como sí lo hace el grupo de comerciantes. Ambas dimensiones de la participación política van a ser cubiertas por los representantes de sus redes familiares, como es el caso de Alberto Barros. Sin embargo, tras la aparición de partidos políticos que captan votos entre los sectores medios y bajos del electorado, específicamente del Partido Demócrata en San Antonio, los grandes propietarios se van a integrar a la élite política. Tal es el caso de Manuel Cruzat Vicuña, quien fue elegido segundo alcalde en el sexto período municipal (1909-1912). Posteriormente se sumarán al poder político local los hacendados Florencio Barros y Domingo García Huidobro, quienes, junto con Cruzat Vicuña, formaban parte del Partido Conservador. De ello podemos deducir que al grupo de los hacendados no le bastó con sus representantes políticos ni con su participación como Mayores Contribuyentes, sino que necesitaron acceder directamente al poder local para contrarrestar las nuevas fuerzas electorales emergentes. Su estatus social y económico pudo significar un plus político, capitalizado eficientemente en algunos casos, como lo evidencia Manuel Cruzat Vicuña, quien va a ser electo diputado por cuatro períodos consecutivo (1918-1930), desde cuya función se avocó a defender los intereses locales y promover el progreso de San Antonio. Si bien el período que va desde 1891 hasta 1930 puede ser visto como un momento de constante crisis para nuestro país (Guerra Civil de 1891, la “cuestión social”, “crisis del Centenario”, coyuntura política de 1924-1930, crisis del salitre y crisis económica de 1929-1930), para San Antonio este fue un período fundacional y de crecimiento. |